martes, 24 de agosto de 2010

HISTORIAS DE LA VIDA REAL

(ENTREGA ESPECIAL DESDE REPÚBLICA DOMINICANA)

Un haitiano pide dinero a un tigre de Mata San Juan. El prestamista se lo deja a un interés del 20% semanal. Al haitiano no le van las cosas como esperaba y no puede hacer frente a su deuda. Va a hablar con el tigre, para pedirle que le aplace los pagos. El tigre enfurece y le dice que lo va a matar. El haitiano huye corriendo y se esconde en el destacamento policial. Es un martes cualquiera y el único policía del destacamento, le invita a que denuncie al tigre local y lo deje todo en sus manos.

El haitiano obedece. El policía sale a buscar al tigre, que se encuentra tomando junto a otros tigres en la esquina del colmadón de la comunidad. Le dice que viene a detenerlo por una denuncia contra él. El tipo se resiste y se enfrenta al poli. El poli saca una pistola para, según dice, darle un culatazo y arrestarlo. La pistola se le dispara y le mete un plomo en la cabeza. Los demás tigres lo quieren matar. El poli huye disparando al aire. Primero hacia el destacamento y después lejos de la comunidad.

El tigre, moribundo en el suelo, aún respira a trompicones. Y es socorrido por quién? Por uno de los muchachos callejeros de la Casa de Acogida que estaba jugando al billar en el colmadón. Ayuda a montarlo en el coche que lo lleva al hospital.

Con las manos aún manchadas de sangre, Anthony vuelve a la Casa de Acogida y nos cuenta lo ocurrido a los demás. Todos han vivido más de una situación similar. El muchacho cuando acaba su historia nos dice: “Creo que quiero ser enfermero. No tengo reparos en ayudar a la gente sangrando…”

Como si nada de esto hubiese sucedido en Mata San Juan: el haitiano amenazado huirá y desaparecerá en otra comunidad. El tigre herido morirá días más tarde en el hospital. Mujer, ex-mujer y amantes viudas. Al menos cinco hijos. El poli asesino, será destinado a la otra punta del país.

Y por lo que a nosotros respecta, casi seguro que Anthony no será enfermero. Lo más probable es que dentro de no mucho vuelva a limpiar cristales de carro en un semáforo y a vivir en la calle.

(Puf,sin palabras. Gracias, Dani!)

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