lunes, 12 de diciembre de 2011

DE QUÉ HUYEN LOS BESOS

de los gritos y de los cronómetros,
del exceso de perfume o maquillaje,
los besos huyen de las órdenes y la impaciencia,
de las noches que se vuelven tristes de pronto.

a veces se asustan del ajo,
como los vampiros, y de la cebolla;
del miedo se asustan casi siempre.

los besos huyen
de las mentiras, de la repetición desmesurada,
de esos días en los que todo sale mal.

¡ah!, y al contacto con los celos,
son retráctiles como cuernos de caracol.

cuando ven a una madastra envidiosa,
a un perro gruñón o un murciélago rojo,
los besos se desvanecen
dejando en el aire polvillo de mariposa.


de david aceituno

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