lunes, 13 de junio de 2011

PARA BORDAR, "HOME, SWEET HOME"


La ternura del pan recién hecho caliente a la mano, o la dicha que canta en la rama porque brilla el sol, un milagro que asoma su nariz de entrometido por la esquina de la calle, el ufano humor, el tímido alborozo que se agarra a nuestro brazo por sorpresa tras dejar la sombra fresca de un portal, la sonrisa armando bulla por la acera, alterando transeúntes y semáforos, o la bici entusiasmada en la calzada, más allá de los taxistas, más acá de los pitufos, cuesta abajo, imparable, sin manos. Pero nada, nada puede compararse al feliz cansancio que a uno le asalta cuando está tan cerca de llegar a casa.

(Mi dosis semanal de Rabanaque)

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